Está muy claro, la calidad de los sistemas educativos no está por encima de la calidad de sus docentes (Informe McKinsey). Por supuesto, nadie quiere maestros ignorantes, como tampoco esa sea la generalidad del caso. Todos deseamos maestros que dominen lo que tienen que enseñar, y al mismo tiempo, que puedan enseñarlo bien, es decir, ser competentes cuando enseñan. Y en el peor de los casos, maestros que puedan desarrollarse en el proceso de enseñanza, es decir, tengan la motivación, el deseo, el compromiso de aprender.
El tema de la formación docente nos ha ocupado por mucho tiempo, y la inversión realizada en el país en esta materia, ha sido significativa en términos de los montos. Esta inversión, sin embargo, no ha llenado las expectativas forjadas en términos de calidad. El indicador más preciso de esta situación son los bajos logros que aún muestran nuestros alumnos en las evaluaciones y estudios nacionales e internacionales. El tema cobra mayor dimensión cuando al costo de la formación inicial y de postgrado se suman los procesos de capacitación y acompañamiento que se han realizado en los últimos veinte años.
En sentido general, el que ingresa a la carrera docente de antemano viene con deficiencias importantes en su formación básica. La mayoría presenta bajos niveles de dominio de la lengua española, muy particularmente en lo relativo a la comprensión lectora (Diagnóstico de la UASD). Así mismo, los niveles de dominio de la matemática distan mucho de las expectativas planteadas en el currículo de formación del nivel medio. Pero igual vale decir para las ciencias sociales, las ciencias naturales y otros ámbitos del conocimiento. Es decir, quienes estudian la carrera docente, en sentido general, no cumplen con el perfil de ingreso a la misma. Esta situación se ve agravada, por los niveles de contenido y desarrollo que ha tenido la formación inicial de los docentes, la cual no se aleja mucho de los niveles recibidos en sus estudios de bachillerato, del que acaba de egresar el estudiante. En esta formación terminan reproduciéndose, y por tanto, incrementándose las deficiencias con que el futuro maestro llega a la universidad. Todo parece un círculo vicioso que se ahonda cada vez de manera más profunda. El gran reto es romper con el círculo vicioso de la formación docente.
Otra cuestión que no permite afrontar el problema desde sus raíces lo constituyen las condiciones de vida del maestro, el cual no sólo procede de los sectores más pobres, sino que incluso se mantiene en él, por los bajos niveles de ingresos que percibe. Unido a esto, la profesión de maestro presenta una imagen social precaria, negativa y distorsionada, lo que genera un conjunto de creencias y actitudes sociales que se constituyen en barreras para afrontar de manera decidida el problema, viéndose fortalecida esta situación por la actuación muchas veces irresponsable de sectores del sindicato de maestros, que anteponen los intereses particulares a los intereses generales que deben primar. Tómese en cuenta que la valoración del mercado profesional coloca al maestro en condiciones profesionales competitivas precarias. La imagen personal que se desarrolla incluso en el propio maestro, a partir y como consecuencia de tales condiciones, también se constituyen en una fuerte barrera para que su capacitación cumpla con todos los propósitos para la que son diseñadas, es decir, sea capaz de transformar lo que la propia formación inicial no hizo. Es importante comprender que los factores antes mencionados generan actitudes de justificación de la baja calidad docente, que muchas veces impiden que la propia persona genere procesos de auto-regulación y cambio, que son necesarios en el proceso de desarrollo y mejora personal.
El Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (MESCyT) recién acaba de aprobar la Normativa para los Programas de Formación Docente. Este es un esfuerzo importante cuyos resultados no se verán en lo inmediato, respecto a la calidad de los docentes, lo que nos lleva a poner toda nuestra atención en los procesos de formación continua del maestro en aula, a través del acompañamiento. No hay dudas de que la formación inicial es de suma importancia, pues ella ofrece las oportunidades para desarrollar en el futuro maestro, las competencias pedagógicas y los conocimientos necesarios para el cumplimiento de su función docente. La formación inicial debería como un doble proceso: el primero de dotación y desarrollo de los conocimientos y competencias referidos, al mismo tiempo que acercarlo a la realidad práctica de dicha función a través de la práctica docente, y el posterior acompañamiento – por lo menos un año – una vez incorporado formalmente a la escuela. Las competencias docentes no hacen referencia sólo al conocimiento de lo que significa dicha función, sino principalmente, al saber hacer en la realidad concreta de las aulas. Existen muchas experiencias interesantes desarrolladas en otros países al respecto, una de ella es la cubana, donde los propios formadores de maestros son los que principalmente le dan seguimiento al accionar del novel maestro en el aula, una vez que estos son incorporados. No hay una única solución al problema, esta es tan solo una muestra. Lo que sí es importante, es asumir en todo su significado el concepto de formación continua.
El MINERD está abocado a desarrollar un conjunto de acciones a corto, mediano y largo plazo que aseguren la transformación de la calidad docente. En el largo plazo debemos aspirar a convocar y atraer a los mejores estudiantes para la carrera docente, dotando a las escuelas de un personal competente, motivado y comprometido con dicha función. En el mediano plazo, crear las condiciones propicias para que esto pueda ser posible, transformando los procesos de formación de maestros, recuperando la imagen del maestro, evaluando el desempeño para fines de mejora y generar propuestas que mejoren su condición. En el corto plazo, reorganizar los procesos de desarrollo de las escuelas (en esto el Modelo de Gestión para la Calidad de los Centros Educativos se constituye en una herramienta importante), desarrollar procesos alternativos de contratación docente y habilitación, conjuntamente con la formación continua y la evaluación y acompañamiento del personal docente, de tal manera, que pueda ir construyéndose un proceso nuevo de desarrollo de este personal. Es importante revisar y actualizar todo lo relativo a la carrera docente, constituyéndola en una herramienta actualizada para la mejora continua de la imagen y las competencias docentes. Todo esto debe ser comprendido como un proceso de mejora continua, constante y significativa, con tal de acompañar la mejora de las condiciones de vida del docente, con el mejoramiento de su desempeño. Claro es que el mejoramiento de la calidad de vida, por sí solo, no revierte el problema de la calidad, pero si no se logra es una amenaza para transformar la gestión docente.
A corto plazo: Actualmente en el Ministerio existen dos estrategias importantes que debemos ampliar en términos de su significación del tema que nos ocupa: una es el Sistema de Acompañamiento y Supervisión (SAS) y la otra, los Coordinadores Pedagógicos o Educativos contratados. La primera nos ha estado proporcionando un conjunto de informaciones a partir de los criterios e indicadores desarrollados sobre lo que está ocurriendo en los centros educativos día a día. Es necesario que con su ampliación y mejora, se construya también una cultura del uso de los resultados. Es decir, que las unidades nacionales y locales de gestión de políticas, de fiscalización, supervisión y acompañamiento, así como de gestión de los procesos, hagan uso de los resultados para el diagnóstico, valoración y desarrollo de líneas de acción para la mejora. Esta información debe servirnos para orientar el día a día de los procesos educativos que se van gestando en los diferentes ámbitos y niveles del sistema. El SAS está concebido para generar de manera sistemática información, su uso es responsabilidad de los órganos nacionales y locales de gestión. Se les ha provisto de los passwords y códigos necesarios para que esto sea posible, por tanto, se trata de sustentar las prácticas de gestión de las informaciones que generan tanto el SAS, como otros sistemas de información (Sistema de Gestión de Centros, Pruebas Nacionales, entre otros). Estos dos últimos, de la misma manera, cuentan con bases de datos importantes para comprender procesos y generar estadísticas, que pueden ser útiles para el desarrollo de los planes estratégicos. Los grupos pedagógicos, en estos sistemas, tienen una base de información importante para el análisis y discusión de algunas cuestiones que tienen que ver con los procesos pedagógicos, así como sus logros: el número de estudiante del centro y las aulas, las tasas de escolaridad y abandono, el cumplimiento del tiempo y el horario escolar, el uso de los indicadores de logros, la programación y el desarrollo de la misma, los puntajes obtenidos en las Pruebas Nacionales, entre otros, son informaciones que se pueden constituir en datos importantes de análisis para el diagnóstico y los planes de mejora en cada centro, distrito o regional educativa. Para ellos se requiere, como hemos dicho anteriormente, de una cultura de uso de la información para el desarrollo de los planes de mejora. Toda esta información, y la que el propio centro genera, a partir del trabajo de los coordinadores docentes o educativos de acompañamiento en el aula, serían muy útiles para fortalecer los procesos de formación continua de los maestros y maestras.
La formación continua, desde la acción misma en el aula, debe constituirse en el corto plazo en la principal estrategia de mejora de la práctica docente. Es la razón y función principal de los coordinadores contratados. Revisar la práctica de aula, los enfoques, actitudes, clima de aula, la planificación y su desarrollo, el uso de metodologías, estrategias y actividades diversas, deben constituirse en el día a día del acompañamiento del maestro en el aula. Este trabajo podría ser fortalecido con los cursos y talleres que se desarrollen como respuestas a las necesidades particulares de las redes de centros o distritos y regionales educativas, así como aquellas que son iniciativa de los órganos centrales. Tanto el INAFOCAM como el ISFODOSU, en alianza estratégica con otras instituciones de educación superior, pudieran desarrollar un plan nacional de acompañamiento del docente en el centro y el aula, promoviendo cursos y talleres presenciales y semi-presenciales, y haciendo uso de la radio y la televisión para muchos de ellos. Clases modelos por televisión bien pudieran constituirse en una estrategia que llegue a miles de maestros con un costo bajo. Así mismo, retomar y desarrollar programas radiales como “Aprendiendo matemática por radio” que se difundía a mediados de los años 90, y que demostró su eficiencia y calidad, en una evaluación que se hiciera comparando centros dentro y fuera del programa. Este programa presentó, incluso, ventajas múltiples: aunque el maestro por alguna razón estaba ausente, el trabajo de aula no se detenía, pues bastaba que alguien simplemente encendiera la radio y acompañara a los estudiantes; o incluso cuando era el estudiante, que por enfermedad u otra razón no podía estar presente, generalmente oía su clase de matemática desde su hogar. Nunca comprendimos por qué a pesar de la importancia de este programa, el apoyo institucional fue muy débil. Costa Rica, en ese entonces, había desarrollado muchas modalidades de programas educativos formales por la radio, incluyendo temas de ciudadanía, ecología y medio ambiente. La radio y la televisión, son dos medios importantes de formación y capacitación; su uso bien planificado, se constituiría en una estrategia que baja los costos y aseguraría una mayor audiencia cada vez que se transmita. El MINERD cuenta con ambos medios, se trata de tener la visión de hacer uso de ellos, e implementar programas que despierten el interés en estudiantes y docentes. La fuerza y la potencia de estos dos medios, han sido probados en múltiples estrategias de información, formación y capacitación en diferentes áreas.
Habilitación docente: ante la necesidad de maestros, sobre todo de las áreas de las ciencias de la naturaleza y la matemática, se hace necesario incentivar la incorporación de otros profesionales a la carrera docente. Esta es una práctica que se ha venido desarrollando en el país y en muchos otros. Si contamos con un perfil claro de los maestros que requerimos, y si estos profesionales tienen competencias para hacerlo, es necesario incorporarlos y durante un año darles seguimiento continuo en el aula, como parte del proceso de formación continua y acompañamiento. Previo a su incorporación, por supuesto, se hace necesario hacer una evaluación y medición de sus competencias, a fin de colocarlos – si fuera el caso – en aquella donde muestre mayores fortalezas. Se pudiera pensar en una multiplicidad de funciones que personas de otras áreas pudieran desempeñar en este proceso. Aquellos, que por su reconocida trayectoria nacional o comunitaria en el campo educativo, pueden ofrecer “visitas” de acompañamiento a las escuelas en sus procesos educativos, proporcionando sugerencias, ideas sobre múltiples temas educativos; aquellos que pueden ofrecer “talleres o conferencias” sobre aspectos específicos de administración, desarrollo de personal, salud, ciencia, medio ambiente, etc. La idea es hacer de la “habilitación docente” una estrategia que genere “múltiples opciones”, capaces de desarrollar una mayor conciencia social de la problemática educativa, al mismo tiempo que contribuya a elevar a la escuela, como organización social para los aprendizajes.
Los procesos de auto-evaluación y auto-regulación desde los grupos pedagógicos, deben también ser una herramienta de retroalimentación del docente, de tal manera, que coadyuven a la detección de debilidades y fortalezas, así como de amenazas y oportunidades que contribuyan con la mejora continua. Debemos mandar un mensaje de mayor “confianza” en el docente, principalmente en los directores y maestros. Con ellos se debe contar prioritariamente, son los principales actores educativos; son los que en el día a día, hacen educación en nuestras escuelas y aulas.
Organizar redes de centros como una estrategia para desarrollar compromisos entre colegas, tomando en consideración diversos criterios: cercanía, características comunes, etc., también puede constituirse en una oportunidad potente para, no sólo compartir problemas y dificultades, sino también soluciones y recursos. Las redes de centros, centradas en los procesos de gestión, pueden originar procesos inusitados de mejora continua, y aún más, si dichas redes se organizan con tales propósitos, depositando en los directivos de los centros su organización y conducción. Los distritos educativos deben hacer mayores esfuerzos por desarrollar esta estrategia, vinculándola con los grupos pedagógicos. La colaboración, el apoyo mutuo crea lazos importantes de solidaridad y acción conjunta, que puede permitir un uso más eficiente de los recursos disponibles, por escasos que estos sean. Estas estrategias debemos comprenderlas como parte la formación continua de los procesos de gestión institucional de los directores y directoras, entre otros. La realización de pasantías por breve tiempo puede ser de mucha utilidad.
A mediano plazo: se requiere, y es urgente, desarrollar estrategias y acciones que contribuyan con la dignificación del magisterio. Junto con el reconocimiento y el mejoramiento continuo de la autoestima del docente, debe propiciarse el desarrollo de la conciencia profesional. El docente es un profesional del desarrollo formal educativo, es el profesional que hace posible que la gestión de las oportunidades de aprendizaje en el aula y la escuela, generen procesos de aprendizajes en los alumnos, y en ellos mismos. Es necesario confiar más en el docente, proporcionarle mayores recursos para el desarrollo de sus funciones. Obsérvese el cambio que se aprecia en el nivel inicial, donde el aula se constituye en una manifestación, una fiesta del proceso continuo de enseñanza y aprendizaje. Esta experiencia debe ser trasladada cuanto antes al primer ciclo del nivel básico. Hay que irradiar un ambiente positivo de trabajo en el aula, valorarlo más desde los niveles central, regional y local. Los niños y las niñas del nivel inicial y el primer ciclo de básica aprenden en un ambiente festivo y lúdico, donde el juego involucra lo cognitivo, lo socio-afectivo, lo kinestésico. El maestro, ninguna otra persona, es el responsable de lo que sucede en el aula, si no depositamos mayor confianza en él, ¿qué esperamos que pueda suceder? Para comprometerlo y responsabilizarlo de su función educativa, se requiere de un discurso, una apreciación positiva y considerada de su misión. Y lo mismo que sucede con el maestro en el aula, debe ser desarrollado con los y las directoras en los centros educativos. No proporcionarle los recursos mínimos y necesarios para el desarrollo de su labor docente, incluyendo el acompañamiento y la retroalimentación continua, nos coloca en una situación difícil de exigencia de cumplimiento. En sentido general, los docentes de nuestras escuelas públicas, realizan sus labores en condiciones poco dignas. Los datos hablan por sí mismo, muchas escuelas sin servicios básicos disponibles y seguros; o con recursos didácticos insuficientes o limitados. Y en tales condiciones, muchas veces esperamos que los docentes hagan magias y logren propósitos, para los cuales, no les proveemos de las condiciones necesarias, y a veces, mínimas.
A largo plazo: el Ministerio de Educación está abocado a transformar radicalmente su política de formación, reclutamiento, desarrollo y jubilación de los docentes. Atraer a los mejores significa ofrecer condiciones muy buenas y excepcionales. Esto debe ser un plan nacional que se desarrolle paulatinamente iniciándose en el nivel inicial y el primer ciclo del nivel básico, y con fondos especializados en el Presupuesto Nacional. Los maestros de estos niveles deben ser reclutados entre los mejores bachilleres, y el mismo reclutamiento debe atraer a jóvenes profesionales que tengan las actitudes, aptitudes y vocación para el trabajo con esa población. El salario base debe ser significativamente diferente para los maestros, que con las competencias necesarias, se motiven a trabajar en el mismo. Un aspecto a considerar para el nivel inicial y el primer ciclo de básica, es considerar su organización más a partir de la especificación del desarrollo de competencias en los niños y niñas, que en cuestiones de grados. Los grados responden más a una cuestión administrativa que educativa. Finlandia, por ejemplo, no tiene grados en los primeros seis años de la educación básica, pero si tienen claramente definidas las competencias que los y las niñas deben ir desarrollando en lo relativo al lenguaje y el desarrollo cognitivo, así como las herramientas y estrategias de acompañamiento a los maestros, para su desarrollo. Resulta interesante que para ser maestro del nivel básico se exigen cuatro competencias fuertes: dominio de la lengua, dominio de las matemáticas básicas, comunicación efectiva y artes. Si observamos estas cuatro competencias resumen lo que un buen maestro tiene que hacer en el aula para esos primeros años de la vida.
Por otra parte, la formación a niveles de postgrado debe ser objeto de discusión y debate. Ofrecer la oportunidad de formación al alto nivel es también una necesidad, pues se trata de desarrollar las capacidades de alto nivel necesarias para la dirección política y técnica de los procesos del Ministerio de Educación. Se requiere ir formando los líderes educativos que tendrán la responsabilidad de dirigir el sistema educativo en el mañana.
Transformemos el momento de hoy, con todas sus dificultades y problemas, en una oportunidad para empezar a construir una educación diferente, que va paso a paso, escalón por escalón, construyendo una experiencia que comprometa a todos los sectores del país por una educación de calidad.
A partir del análisis y la discusión de las cuestiones anteriores se proponen las siguientes estrategias y líneas de acción, para el debate sobre el tema docente.
Algunas estrategias y acciones a considerar:
Bajo el lema: “Jornada Nacional para un Magisterio de Calidad”.
Se requiere generar compromisos nacionales para tal propósito, el tema de la formación docente, como todo tema educativo, es una cuestión de Estado y de sociedad.
- Desarrollar desde el MINERD, y bajo el liderazgo fuerte y activo de la Ministra, una convocatoria nacional centrada en el tema de la dignificación del magisterio.
- Convocar a los ex-secretarios y ex-ministros a un desayuno con el Presidente, y a través de ellos, a los partidos políticos, para poner sobre la mesa el tema de la dignificación magisterial, y posteriormente reuniones periódicas con estas personalidades.
- Convocar a los gremios, grupos y redes interesados por el tema educativo, empresarios, iglesias… un largo etcétera, a dicha jornada. Se trata de la misma manera que la anterior, de desarrollar compromisos, y posteriormente reuniones periódicas. En ambos casos, planificar dichas reuniones, con agendas claras, desarrollos ágiles, etc., así como encuentros regionales por ejes con los mismos propósitos.
- Desarrollar una estrategia de comunicación efectiva, con una definición precisa de la imagen que se quiere construir. En esto, especialistas de la comunicación social y creación de imágenes son importantes. No es sólo un tema de periodismo radial, escrito o televisivo, es algo más complejo.
- Retomar y resituar el Modelo de Gestión para la Calidad de los Centros Educativos como una estrategia generadora y auto-reguladora:
- Relanzamiento público, remozando su presentación.
- Enfatizar los Equipos de Gestión en los diferentes ámbitos como los Grupos Pedagógicos y las Redes de Centros.
- Re-editar el documento del Modelo de Gestión.
- Desarrollar el Plan Nacional de Habilitación Docente, tal y como se ha planteado, de manera abierta y flexible, atrayendo diversas personalidades y competencias.
- Un plan agresivo de uso de los medios (radio y televisión) para desarrollar diversos programas educativos. Hay muchas opciones ya generadas internacionalmente, y otras nacionales que pueden mejorarse y desarrollarse.
- En el año escolar venidero unir los procesos de revisión y reforma curricular, con el tema de la carrera docente. La revisión curricular es un buen marco de acción para abordar el tema magisterial desde lo sustantivo.
(Este trabajo fue consensuado con los doctores Adarberto Martínez y Fernando Ogando, así como el Ing. Víctor Sánchez).