Reflexionando a propósito de El Informe McKinsey: ¿Qué hacen los mejores sistemas educativos?

Informe McKinsey

El tema de la educación de calidad es la excusa para muchas reuniones, encuentros, y discursos, sobre todo. Son muchos los foros  nacionales e  internacionales que han tenido como tema principal la calidad de la educación. En ocasiones he llegado a pensar, que es la manera de justificar miles de cosas, que sólo miran pero no hacen, lo que es básico –obvio- para poder desarrollar una educación de calidad, es decir, que todos los y las estudiantes aprendan.

El Informe McKinsey nos proporciona muchos elementos importantes para tomar serias decisiones, además de señalar cuestiones que son obvias, pero que de manera definitiva, no son las que hacemos, aunque decimos que son importantes.

Algunas cuestiones interesantes:

  1. Incrementar el gasto no genera necesariamente mejor calidad, en el caso de algunos países OCDE, a pesar de la inversión los resultados medidos por los logros de los estudiantes en PISA se estancaron. Tal es el caso de Reino Unido, Bélgica, Alemania, Francia entre otros. (Sólo que esto no justifica la baja inversión).
  2. La mera reducción de la proporción entre profesores y alumnos no mejora automáticamente los resultados.
  3. La educación de calidad, ante la brecha socioeconómica y cultural, pone la diferencia.
  4. La cultura no es determinante.
  5. La calidad consistente de la enseñanza es el factor más determinante en el rendimiento escolar.

El Informe, de la autoría de Mona Mourshed, Chinezi Chijioke y Michael Barber, señala tres factores fundamentales, que son las cosas que hacen los países con los más altos logros en la PISA 2003.

1.      Primer Factor: “atraer a los mejores estudiantes para que se formen como docentes”:

Un docente de calidad, tiene una formación básica (primaria y secundaria) de calidad. La universidad no enseña a leer, como tampoco a comprender y analizar. Esas competencias se desarrollan durante la formación básica. La universidad quizás podría cualificar esas competencias, pero desarrollarlas de manera completa desde sus inicios, es una tarea algo difícil. Los estudios universitarios presuponen que dichas competencias están desarrolladas.

Si queremos maestros de calidad, necesitamos atraer hacia la carrera docente a los mejores estudiantes que salen del nivel medio. Si ellos son los que tienen la función de formar a los ciudadanos y ciudadanas de un país, deben no sólo ser los mejores, sino que su función debe ser la más valorada en dicho país. Eso es lo que hacen los países con mayores y mejores desempeños. Esos países seleccionan de manera rigurosa a quienes deberán cumplir la función docente. ¿Cómo pretender que un maestro con un bajo nivel de formación y de dominio de la lengua, pueda lograr que sus estudiantes desarrollen al máximo sus competencias y aprendan? Tal pretensión es una gran falacia. “Nadie enseña lo que no sabe o para lo que no está formado”. Si queremos ciudadanas y ciudadanos competentes, analíticos, creativos, críticos, no podemos depositar dicha tarea en quienes no tienen esas mismas competencias.

 ¿Quiénes estudian la carrera docente en nuestro país? En un alto porcentaje, aquellos que no tienen competencias para estudiar algunas de las ingenierías, medicina u otra carrera donde los niveles de exigencias son altos.

 En un informe presentado por el Departamento de Pedagogía de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, la mayoría de los estudiantes inscritos en sus diferentes carreras apenas alcanzaba un nivel de lectura de un estudiantes de 6º del Nivel Básico. Lo que es también muy preocupante, es que un número importante de estos estudiantes terminan graduándose y obteniendo un título de licenciado en alguna de las especialidades docentes.

 Si queremos realmente una educación de calidad, y pretendemos alcanzar tal propósito, vamos a tener que empezar por transformar radicalmente la imagen social del maestro, ofreciendo un salario y condiciones de trabajo, que sean atractivos para que  los mejores se interesen en el magisterio. Al mismo tiempo, desarrollar de manera seria la carrera docente, posibilitando que los mejores avancen y se desarrollen, al mismo tiempo que aquellos que no tienen las competencias puedan ser reubicados en otras responsabilidades, o en el peor de los casos, cancelados.

 Asumir tal proceso implica, por un lado, una sólida concertación social de un plan de desarrollo magisterial, al mismo tiempo que la erradicación del clientelismo político. Los intereses educativos son cuestiones de estado y de nación.

  2.      Segundo Factor: “poner la mayor atención en la formación inicial de los docentes”:

 Al mismo tiempo que se atraiga al mejor a la carrera docente, dicha formación de ser reestructurada de manera radical, y con ella, los propios departamentos responsables de la formación de maestros. El formador del formador debe ser una persona altamente competente. El mal debe ser atacado desde su raíz. El cuerpo docente universitario debe ser un personal de altas competencias científicas y pedagógicas. La propia oferta curricular debe ser asegurar los propósitos de formar maestros y docentes de calidad.

 Los países con los más altos logros han mejorado la oferta de la formación inicial y en servicio (acompañamiento), al mismo tiempo que estimulan la revisión y la evaluación permanente de la práctica docente. En esta perspectiva, la formación del magisterio debe verse como un proceso continuo, que va mejorando y actualizando de manera sistemática las competencias que ese personal debe exhibir en práctica educativa.

 Debe fomentarse de manera permanente en el maestro la innovación y la creatividad educativa, a fin de erradicar el anquilosamiento, la repetición continua y sin sentido de prácticas de aulas aburridas y desmotivadoras.

 Todo este proceso será posible cuando el plan de formación de los maestros y docentes mantenga la continuidad de la formación inicial en la universidad, con el acompañamiento continuo de la práctica docente en el aula.

  3.      Tercer Factor: “desarrollar un sistema de aseguramiento de la calidad”:

 Este tercer factor supone un proceso continuo de supervisión, acompañamiento y evaluación de los maestros y docentes en el aula y la escuela. En los países destacados hay estándares claros de lo que un maestro y docente de calidad debe “saber” y “debe saber hacer”. Sobre la base de esos estándares se organizan los procesos antes mencionados, al mismo tiempo que se especifican las decisiones que deberán ser tomadas en caso de encontrar una práctica educativa alejada de lo esperado. Esto supone una perspectiva de rendición de cuentas, en la cual se deben especificar de manera clara las consecuencias de una buena o mala práctica educativa. No puede seguir fomentándose la cultura de que los cargos y las funciones educativas son “eternas”, independientemente de cuales sean las características de la gestión.

 El Informe McKinsey debe ser la ocasión para contestar algunas preguntas: ¿Qué es lo que todavía no hemos hecho en materia educativa para desarrollar una escuela y un maestro y docente de calidad? ¿Qué estamos haciendo mal y que debemos erradicar cuanto antes? ¿Cuáles son aquellas políticas y prácticas que son “buenas” para que se descontinúan?

 En fin, se trata de repensar la educación para empezar a hacer lo que debe hacerse. Se trata de “transformar la gestión para transformar la escuela”.

Oportunidades Para Aprender

Al considerar el tema de los Sujetos, sus Relaciones y las Oportunidades Para Aprender, es necesario colocarse en una perspectiva dinámica y dialéctica, histórica y social, acerca de la realidad, los sujetos y lo que significan las relaciones entre los seres humanos.

Al enfrentar la realidad, sea esta naturaleza y/o sociedad, los seres humanos construyen saberes, los cuales implican estas múltiples relaciones, al mismo tiempo que van construyendo maneras diferentes de actuar. Así, acción y reflexión se constituyen en una dinámica permanente que inspirada en una visión transformadora de la realidad, se hace praxis, es decir, una experiencia conceptualizada e interiorizada que apuesta y construye una nueva práctica. El vínculo de la acción – reflexión, como praxis histórica, nos coloca en una perspectiva transformadora de la realidad y de nosotros mismos. Generadora de procesos permanentes de construcción de ciudadanos comprometidos con su propio desarrollo personal y el desarrollo social integral, desde perspectiva ética y ecológicamente responsable.

Desde la perspectiva de la escuela, crea las condiciones para el surgimiento de una nueva práctica educativa, entendida en su dimensión subjetiva como experiencia conceptualizada, y al mismo tiempo como acción transformadora. Desde esta perspectiva analizaremos la escuela como espacio de organización de las relaciones de los sujetos y las oportunidades que ésta construye, para que los sujetos aprendan.

La Escuela: una organización para los aprendizajes.

La Escuela, en su sentido genérico es un espacio humano, para que los seres humanos aprendan, es decir, desarrollen sus capacidades y potencialidades. La Escuela no es el edificio, es algo mucho más complejo y dinámico, pues la constituyen todos los sujetos que intencionalmente acuden a ella para formar parte de procesos de formación y aprendizaje. Unos, los y las maestras, planifican, programan y conducen éste proceso y para ello cuentan con la propuesta curricular y su propia formación. Los otros, los y las estudiantes, son llevados por sus familiares para que aprendan y obtengan la certificación que avala éstos aprendizajes. Este proceso, el sistema lo organiza en diferentes niveles, ciclos, modalidades, etc., a partir de ciertas consideraciones sobre los sujetos, que tienen que ver con sus edades, la etapa del desarrollo en que se encuentran y otras características de los mismos.

Hay otras cuestiones, diferentes a las anteriores, que inciden en la manera cómo la escuela finalmente se estructura y organiza. Entre ellas se puede señalar su tamaño, sus características estructurales, el lugar donde se construye, los espacios de que dispone, etc. Las hay muy grandes y muy pequeñas, situadas en contextos diversos: rurales y urbanas; con disposición de grandes espacios para los procesos de aprendizaje y también con espacios limitados para tales propósitos. Pero también hay escuelas que disponen de un Proyecto Educativo de Centro, centrado en los sujetos, sus relaciones y los aprendizajes, mientras hay otros centros que aún no descubren siquiera la importancia de pensar intencionalmente su accionar pedagógico. Se circunscriben a desempeñar las actividades que suponen los puestos y sus funciones.

La organización de la escuela, se estructura a partir de un conjunto de funciones que bien pueden organizarse en la gestión institucional y la gestión pedagógica. Ambas se constituyen en la gestión educativa. La gestión institucional organiza las funciones del Equipo Directivo, tanto a lo interno como a lo externo del centro educativo. En lo interno, regula y viabiliza la dinámica de los procesos de supervisión y acompañamiento al trabajo del aula, la formación continua de los docentes, y los procesos de la administración escolar. En lo externo, todo lo relativo a la relación Escuela – Comunidad. En las zonas pobres, las expectativas sobre la función de desarrollo que la Escuela puede tener en ellas, cobra matices sobresalientes, pues ella se constituye en un núcleo importante de motorización de sus necesidades sociales y culturales. La gestión pedagógica, por su parte, procura organizar a los diferentes sujetos de la Escuela en función de la concepción curricular, para provocar en ellos procesos de formación integral y aprendizaje. Estas relaciones tienen como marco de referencia lo social, lo cultural, lo espiritual, lo ecológico, lo ético, entre otras cosas.

En síntesis, la escuela es una organización dinámica de las relaciones de los sujetos en un contexto social, cultural y ecológico con el propósito de formar ciudadanos y ciudadanas en un determinado sentido, es decir, se trata de que la escuela se organice para que todos los y las estudiantes aprendan. Cómo aprenden, cuánto aprenden tiene que ver también con las características particulares de los sujetos y su entorno familiar.

Los seres humanos.

Los seres humanos y sus aprendizajes son la razón de ser de la escuela, pues se constituyen en los sujetos de la misma. Los seres humanos están dotados de una serie de capacidades y posibilidades para la vida presente y futura. Al mismo tiempo que seres racionales, también son biológicos, emocionales, espirituales, sociales e históricos; como tales, somos seres totales que vivimos internamente los datos de la experiencia, constituyéndose éstos, en parte fundamental de los procesos de aprendizaje. Vivimos enfrentados al mundo (naturaleza y sociedad) en una relación dialéctica en la cual nos influimos mutuamente: con nuestra acción reflexionada transformamos el mundo y el entorno, pero al mismo tiempo, nos transformamos a nosotros mismos. En ese proceso dialéctico (histórico y social) construimos saberes y maneras diferentes de conocer la realidad, y por tanto, maneras también diferentes de actuar en el mundo. Este es un principio fundamental para comprender al ser humano como una unidad totalizadora y dinámica, sujeto por excelencia de las transformaciones.

Aunque existen diversas teorías que explican el desarrollo de los seres humanos y sus procesos de aprendizaje, todos ellos plantean que dichos procesos acontecen a lo largo de toda la vida, y son la expresión de múltiples procesos que se interconectan y que se concretizan en factores externos e internos de los sujetos, que pueden constituirse en oportunidades para aprender.

Oportunidades Para Aprender.

Al considerar las Oportunidades Para Aprender (OPA) debe tomarse en consideración, tanto el conjunto de situaciones que el sistema educativo y la escuela misma organizan para el proceso de enseñanza y aprendizaje, como aquellas que se producen en el accionar educativo y no necesariamente están estructuradas o preestablecidas de manera intencional. En cierta forma, se espera que todas ellas se constituyan en oportunidades para que los y las estudiantes aprendan.

Oportunidades Para Aprender que organizan el sistema y la escuela:

éstas entran en el ámbito de lo previsto, lo planificado, y se constituyen en enfoques, estrategias, metodologías, contenidos, materiales educativos, herramientas, en fin, oportunidades para que los sujetos aprendan. Es decir, son el conjunto de dispositivos que el sistema educativo define como requisito para que la escuela cumpla con su función de enseñar.

Se plantea incluso que las OPA pueden constituirse en normas o criterios para una escuela de calidad, y como tal, en una guía para evaluar si una escuela se constituye en una organización de calidad, o al mismo tiempo, en qué punto del proceso para ser una escuela de calidad, se encuentra. También pueden permitir determinar el nivel en que una escuela puede ser considerada como equitativa, al ofrecer a todos los y las estudiantes oportunidades para aprender. Tal perspectiva, en sentido general, obligaría a un mayor enfoque sobre cuáles políticas serían necesarias para mejorar la calidad de las escuelas, y por tanto, asegurar que las mismas las alcancen.

Principales Oportunidades para Aprender que el sistema y la escuela debe proveer:

• Maestros calificados para enseñar, es decir, que tengan las competencias necesarias y requeridas para el nivel o para el área de conocimiento.

• Instalaciones limpias y que ofrecen un ambiente de seguridad para todos los y las estudiantes. • Libros de textos actualizados y materiales educativos de calidad.

• Desarrollo de condiciones para que todos los y las estudiantes puedan aprender, sin importar su condición social, sexo, edad o características particulares.

• Planificación de un uso eficiente del calendario y el horario escolar. Los procesos acontecen en el tiempo, y si éste no es manejado de manera efectiva o no se cumple con él, ¿de qué manera podrán desarrollarse procesos de aprendizaje?

• Existencia de un modelo explícito de gestión que articule en la práctica educativa la gestión institucional y la gestión pedagógica.

Estas son condiciones para todas las escuelas, sin importar la zona ni el nivel de la escuela.

Por supuesto que la existencia de estas condiciones por sí mismas no asegurarán que los estudiantes aprendan. Resulta indiscutible la importancia de contar con libros de textos y materiales educativos de calidad, con aulas limpias, iluminadas y ventiladas, pero éstos por sí solos no bastan, su uso se constituye en algo imprescindible para que cumplan con su función de ser provocadores de procesos de aprendizaje.

No se puede obviar que los aprendizajes suponen el accionar de los sujetos en un determinado sentido y con unas intencionalidades claras y explícitas.

Oportunidades Para Aprender que surgen en el proceso:

La escuela es una organización donde se producen un conjunto de relaciones entre los diferentes actores que a ella confluyen, entre ellas se aprecian las de maestros/as-alumnos/as (la principal); maestros/as-maestros/as; alumnos/as-alumnos/as; director/a o equipo directivo-maestros/as-alumnos/as-padres/madres. Si bien estas relaciones están organizadas en las diferentes funciones definidas en los reglamentos que norman la vida de la escuela, las circunstancias e intensidades con que ellas se producen y la manera de comprenderlas y actuar ante ellas, desbordan en muchas ocasiones, las cuestiones que regulan y norman un reglamento. Aún más, en general, el sentido que se le impregna a estas relaciones dependen más de nuestras presunciones y concepciones de los sujetos y del poder que tenemos en dicha relación, que lo planteado en un reglamento o normativa.

Tomemos por ejemplo la disciplina escolar. Generalmente ésta se constituye en una herramienta de reafirmación del poder, y en el mejor de los casos, en una condición del aprendizaje. En contadas escuelas, la disciplina es entendida como parte de los aprendizajes. Olvidamos la mayoría de las veces que los niños/as y adolescentes están en un proceso de formación del carácter, de valores y actitudes, y junto a todo ello, su propia identidad. En el caso de los y las adolescentes, dicho proceso cobra características peculiares. A los cambios que experimentan en su propio cuerpo, también están los cambios en la estructura mental y los propios contenidos que esto supone. La actitud de cuestionamiento a lo establecido, cobra en esta etapa de la vida, características muy particulares. Las consecuencias se pueden suponer, todas ellas adornan las múltiples situaciones de conflictos que se generan en las escuelas en todos sus espacios. Si a estas situaciones se le añaden aquellas que se desarrollan en los espacios familiares y comunitarios de los niños/as y jóvenes, debemos entonces suponer lo que ello puede significar en el ámbito escolar.

Múltiples son las situaciones en las cuales es complejo asumir una de dos perspectivas: la de aplicación de la norma, o la del aprovechamiento de una oportunidad para desarrollar determinadas competencias o valores en los niños/as y jóvenes estudiantes. O de ser posible, ambas, siempre y cuando la aplicación de la primera nos permita manejar eficazmente la segunda. Por ejemplo: Un niño o niña, que haya terminado de completar su examen, y accede a ayudar a un o una compañera en completar el suyo, puede constituirse en una oportunidad para que el maestro o la maestra, aproveche la ocasión para fomentar la responsabilidad personal sin menospreciar la solidaridad que el hecho pudiera significar; o simplemente aplicar la normativa, anular el examen y que él o la niña reprueben. La segunda opción pierde la posibilidad de la primera, pero no así, necesariamente, la situación inversa.

Generalmente los problemas de disciplina en la escuela, son encarados aplicando las normas vigentes, como condición más que como parte de los procesos de aprendizaje. Obviamos la posibilidad que nos brindan para propiciar y fomentar la reflexión, el juicio crítico, la asunción de responsabilidad, entre otras cosas. En ocasiones, limitarnos a la aplicación de una sanción dictada por el reglamento interno, es sólo la pérdida de la oportunidad para que los estudiantes aprendan maneras diferentes y positivas de manejar los conflictos, situaciones de violaciones de normas o la propia auto-regulación de su comportamiento.

Solo algunos ejemplos…

Hace ya un buen tiempo, visitaba un Centro Educativo al que me atan situaciones históricas. Su directora se alegró mucho de verme y de paso me invitó a una reunión con todos los y las estudiantes del último año del Nivel Medio; la razón, una de las estudiantes del curso había enviado un email a todos sus compañeros/as en el cual hacía alusiones groseras de todo tipo a cada uno y una de ellas. La joven estudiante quiso enfrentar a sus compañeros y pedirles excusas y perdón. El reglamento vigente prescribía medidas drásticas por cuestiones de moral. Sin embargo, la directora tomó una decisión difícil y riesgosa, permitir el enfrentamiento de la joven estudiante con sus compañeros/as, y que en dicho encuentro se tomara una decisión. Estuve presente en toda la conversación. Las reacciones fueron muy variadas: hubo quienes no sólo no perdonaron, sino que incluso dudaban de poder restablecer el vínculo con la “amiga”, otros rieron (aún siendo de los más agraviados) por la “imaginación” y “capacidad de inventiva” de la “amiga”. Muchos/as otros/as requirieron explicaciones ante tal afrenta, perdonando en algunos casos y reservándose la posibilidad de perdonar en el futuro, para otros.

Indiscutiblemente que fue una situación difícil para la estudiante, incluso para su propia hermana, quien también era parte del grupo. No hay que dudar de que se trató de una actitud y comportamiento loable el enfrentar a todos/as sus compañeros/as. Fueron casi dos horas de una fuerte tensión, pero al mismo tiempo, una gran oportunidad de encarar errores, de enfrentar disgustos, de sufrir las consecuencias de pérdidas parciales o totales de compañeros/as de toda la vida de educación básica y media, pero al mismo tiempo, de encontrar incluso apoyo en amigos/as calumniados en su moral. Fue una gran lección para todos/as. Fue una gran Oportunidad Para Aprender.

Si la Escuela la entendemos como un espacio de formación integral, las personas y sus circunstancias desbordarán entonces la aplicación mecánica de un reglamento de normas. Co-dirigiendo el Centro Educativo Santo Tomás de Aquino, a principio de la década de los ´70, un estudiante le pasó o frotó un lápiz a uno los profesores por la parte de atrás del pantalón diciendo: “midiéndole el aceite al profe”. Tal comportamiento suscitó, por supuesto, risas (en los estudiantes, como era de esperarse), hasta casi cólera (en el maestro). El estudiante fue llevado a la Dirección del Centro, se conversó con él, se convocó posteriormente la Asamblea de Profesores, los representantes estudiantiles y sus padres, analizado el caso y ponderada la falta de respeto al profesor, se le dio la oportunidad al estudiante de definir la consecuencia de su acto. Luego de todo aquello no tuvo dudas de la falta que había cometido, y aunque estimó, en un primer momento, que lo menos que había que hacer era expulsarlo del Centro, pidió, sin embargo, que se le concediera una nueva oportunidad, retractándose frente a sus compañeros. Se decidió darle aquella oportunidad y como consecuencia se apreciaron cambios importantes en el comportamiento de ése estudiante, e incluso de los demás.

Un viejo refrán reza: “las oportunidades tienen cara de hereje” para significar que como tales son oportunidades que pasadas, muy probablemente se pierden. Personalmente, como muchos de quienes han asumido la educación como forma de vida, he sido actor y testigo directo de múltiples situaciones conflictivas en los espacios escolares, tanto de la educación básica, media como universitaria. En muchas de estas situaciones no hubo otra que aplicar la normativa, pero nunca sin que el propio estudiante sea actor consciente también de su aplicación como consecuencia de su acto.

Como espacio de formación en valores, actitudes y el carácter, la escuela juega un rol importante, y estos procesos son posibles en las relaciones entre los sujetos.

De manera definitiva, muchas de las Oportunidades Para Aprender, pueden ser y son previstas por el sistema educativo y por la propia escuela, otras se originan en el proceso educativo mismo.

Situaciones OPA y desarrollo de una escuela de calidad:

Se han definido un conjunto de elementos, parte fundamental de los procesos educativos que se desarrollan en las escuelas, los cuales se han ido constituyendo en Oportunidades Para Aprender. A continuación se presentan una serie de estos elementos en forma de preguntas, que bien pueden constituirse en criterios para desarrollar una educación de calidad, y que deben constituirse en Oportunidades Para Aprender:

1) ¿Cuentan los y las maestras con la formación de calidad que requieren los procesos de aprendizaje de los y las estudiantes? Se ha de suponer que un maestro/a bien formado/a es una condición muy importante para propiciar procesos de aprendizaje en el aula.

2) ¿Tienen todos los y las docentes las competencias requeridas para animar y coordinar procesos de gestión de oportunidades para aprender de calidad? El maestro/a debe contar con competencias para desarrollar procesos de aprendizaje de calidad. Algunas de estas competencias las desarrolla el o la maestra durante el transcurso de su formación como tal, otras se construyen y estructuran a lo largo de su formación familiar y su educación básica.

3) ¿Son las horas de clases, verdaderos espacios para el desarrollo de las competencias cognitivas y ciudadanas? Los procesos de aprendizaje se realizan en el tiempo; el tiempo es un factor muy barato pues “no cuesta nada”, pero se hace caro cuando transcurre sin ser aprovechado eficiente y eficazmente.

4) ¿Es el cumplimiento fiel del calendario y el horario escolar un principio innegociable en dicha Escuela? Siendo la principal función de la escuela formar a todos los y las estudiantes, el cumplimiento del calendario y el horario escolar debe ser una condición innegociable por toda la comunidad educativa.

5) ¿Pasan los estudiantes el tiempo suficiente en cada una de las áreas de contenido para que éstos desarrollen las competencias que ellas suponen? No se trata sólo del cumplimiento del horario escolar y del calendario, sino que con él se garantice que los y las estudiantes tengan la oportunidad para desarrollar sus competencias.

6) ¿Se organizan los procesos de aprendizaje en función de los estadios de desarrollo de los y las estudiantes? Se sabe que los seres humanos pasan por etapas de desarrollo diferentes en cada momento de la vida, y que en cada una de estas etapas se abren posibilidades para desarrollar ciertas competencias; el tema es, cómo aprovechar cada una de estas etapas para proveer a los y las estudiantes, oportunidades para aprender.

7) ¿Cuentan los y las estudiantes con materiales educativos y libros de textos de calidad? Materiales educativos y libros de textos de calidad, se constituyen en oportunidades previstas, que el sistema educativo debe asegurar. La producción de estos materiales educativos implica una inversión significativa de recursos financieros que debe garantizarse.

8) ¿Se hace un uso efectivo de los materiales educativos y los libros de textos? No basta contar con materiales educativos y libros de textos de calidad, sino que es imprescindible que los mismos se empleen de manera correcta para garantizar que propicien procesos de aprendizaje en los y las estudiantes.

9) ¿Es el currículo un instrumento de desarrollo público, que todos conocen sus alcances? Siendo el currículo el marco organizador de los procesos de gestión educativa, principalmente en su función pedagógica, debe ser conocido por todos y todas, fomentando la responsabilidad compartida.

10) ¿Especifica la escuela sus objetivos y estrategias para alcanzar los propósitos en cada grado, ciclo y nivel? En la escuela todos tenemos que saber y compartir sus intencionalidades y las estrategias que pueden ser útiles para su desarrollo, tal perspectiva presupone a los seres humanos como seres activos.

11) ¿Son las instalaciones de las escuelas seguras e higiénicas? Instalaciones seguras e higiénicas se constituyen en condiciones importantes para los procesos educativos. No debe menospreciarse la importancia que tiene en los aprendizajes la percepción que tengamos de estos aspectos.

12) ¿Se constituyen las normas escolares, como condiciones y mecanismos de auto-regulación, en oportunidades para que todos aprendan? Las normas definen las condiciones ideales en que se ha de realizar la acción educativa, así como el papel que cada uno tiene en ella. Deben ser compartidas por todos y todas, y como tales, ser revisadas a partir del desarrollo mismo de la escuela.

13) ¿De qué manera las OPA inciden en la gestión pedagógica de los y las maestras? Las Oportunidades Para Aprender, como hemos dicho, se deben constituir en criterios y propósitos a alcanzar para el desarrollo de una escuela de calidad, de ahí que tienen que estar dirigidas a la gestión educativa, tanto en su dimensión institucional como pedagógica.

14) ¿De manera concreta cómo se expresa la importancia de las OPA en el desarrollo de una escuela de calidad? Estas se deben constituir en criterios para la auto-evaluación de los centros educativos respecto a su desarrollo como centro de calidad.

15) ¿Cómo se relacionan las OPA con los logros de los y las estudiantes? Las Oportunidades Para Aprender se diseñan justamente para que promuevan procesos de aprendizaje. Esa es su razón de ser. Un currículo pertinente y flexible, maestros formados y con competencias para enseñar, libros de textos de calidad no son más que facilidades, ofertas, oportunidades que el sistema educativo ofrece para promover aprendizajes en los y las estudiantes.

16) ¿El proceso de evaluación institucional ha sido una Oportunidad Para Aprender del propio Centro Educativo? La evaluación institucional es una herramienta para el mejoramiento de la gestión institucional y pedagógica de las escuelas, y por tanto, debe contribuir con el mejoramiento de los procesos educativos.

17) ¿Cómo contribuye el Modelo de Gestión para la Calidad de los Centros Educativos en el desarrollo de una cultura de calidad, tanto en su dimensión institucional como pedagógica? El Modelo de Gestión para la Calidad de los Centros Educativos es un organizador del conjunto de funciones y actividades que desarrolla la escuela, a fin de ofrecer una educación de calidad y equidad, vale decir, para que todos y todas las estudiantes desarrollen sus competencias y aprendan.

a. ¿Cuenta la escuela con un Proyecto Educativo de Centro que orienta su gestión institucional y pedagógica, y dirige sus acciones con el fin de mejorar la calidad educativa? El PEC resume la identidad de la escuela, su visión, misión y sus valores. Ahí se plasma su compromiso con la calidad.

b. ¿El Equipo Directivo del Centro Educativo ejerce un liderazgo transformador? En un mundo que se transforma continuamente, se hace imprescindible líderes visionarios capaces de hacer que sus organizaciones se coloquen a la vanguardia de los cambios.

c. ¿El Centro Educativo hace un buen uso del tiempo escolar y de los recursos disponibles? Los procesos de desarrollo y aprendizaje en los seres humanos están relacionados con etapas de la vida, por lo que la escuela debe asegurar que estos procesos se realicen en los momentos que son pertinentes y así contribuir con el desarrollo más pleno de los y las estudiantes.

d. ¿Los organismos de participación y representación funcionan de manera activa y permanente? Los espacios y órganos de participación y representación que tienen las escuelas tienen una doble función, además de promover la participación de los diferentes actores, contribuir con el desarrollo de una cultura democrática y participativa, promotora del desarrollo ciudadano y de la responsabilización social y el compromiso de todos los actores de la escuela.

e. ¿El Centro Educativo está integrado al desarrollo de la comunidad? La escuela es una organización que propugna por el desarrollo de las personas y su papel en el desarrollo de la comunidad donde se sitúa es de primer orden. Tal situación cobra matices más especiales en las comunidades pobres, donde la escuela puede constituirse en promotora y dinamizadora de procesos de cambio.

f. ¿El Centro Educativo funciona como una Comunidad de Aprendizaje que se responsabiliza por los logros de todos los y las estudiantes? Una escuela de calidad es una comunidad de aprendizaje que propicia en todos los sujetos procesos de formación y cambio que hagan que los maestros/as sean cada vez mejores, así mismo las y los directivos, y con ello contribuyan a mejores aprendizajes y desarrollo en todos los y las estudiantes.

g. ¿Los propósitos y los contenidos curriculares son conocidos, promovidos y puestos en práctica por los miembros de la comunidad educativa? Si algo distingue a los seres humanos es contar con una conciencia intencional que guía el comportamiento. Hay que propiciar entonces el desarrollo de la capacidad de aprender a aprender en cada etapa de su vida, siendo sujeto activo de éste proceso.

h. ¿Los maestros/as proporcionan atención personal a cada estudiante en el aula en su proceso de aprendizaje, transmitiéndole altas expectativas en su desempeño? Muchos estudios ponen de relieve la importancia que tiene el desarrollo de la confianza en los estudiantes, esto contribuye con la generación de actitudes y comportamientos positivos en los y las estudiantes, al mismo tiempo que fomenta la responsabilidad.

i. ¿Los maestros/as disponen de espacios para la reflexión pedagógica, el intercambio de experiencia y aprendizaje, y desarrollan planes de mejoramiento personal y continuo?

La reflexión sobre la práctica, el intercambio de experiencia entre los y las docentes, se constituye en una de las más importantes estrategias para el desarrollo de una gestión pedagógica de calidad.

Las respuestas a cada una de estas interrogantes, plantea importantes elementos para que la escuela pueda situarse como una instancia que se constituye así misma en una Oportunidad para Aprender. Ese listado puede ser enriquecido a partir de las características de cada escuela, y de cuáles son sus aspiraciones para seguir construyendo una educación de calidad.

Desarrollo de una escuela de calidad y procesos de auto-regulación.

La calidad de la educación no se declara ni se decide por una política, reglamento o norma. Es una aspiración permanente que se construye en la realidad a partir de los propios procesos que se desarrollan, los logros que se alcanzan, y por supuesto, de las comprensiones y saberes que se generan acerca de los mismos, en los diferentes actores educativos. Es decir, se trata de una manera de pensar y actuar, de la generación de una cultura educativa guiada por principios de relevancia, pertinencia, eficiencia, eficacia y equidad.

Desde esta perspectiva hay que recobrar el concepto de praxis, entendida como el proceso transformador de acción – reflexión, tal y como señaláramos anteriormente. Este concepto supone un sujeto activo y consciente, responsable y comprometido con su accionar, que actúa intencionalmente.

Si bien este proceso se concretiza en cada sujeto, y en cierto modo, es patrimonio de cada sujeto, se construye de manera colectiva. El saber se constituye como tal, en una comunidad humana, que guía su accionar a partir de la experiencia sistematizada y conceptualizada. En este marco los equipos de gestión de calidad y/o los grupos pedagógicos, juegan un rol importante en la construcción de saberes de una cultura de calidad. El estudio, el debate y la reflexión crítica sobre el accionar cotidiano que debe guiar el accionar de estos equipos y grupos, debe apostar de manera paulatina a la construcción de una cultura de calidad, de una manera nueva de hacer y pensar lo educativo en el aula, la escuela, la comunidad y el sistema educativo en su conjunto. En este proceso se verá fortalecido la auto-evaluación, la explicitación de las fortalezas y las debilidades, por el compartir las experiencias con otros docentes, la definición de planes, estrategias y acciones, la experimentación y la innovación.

Este conjunto de aspectos permitirá a cada escuela desarrollar mecanismos de auto-regulación, entendidos como los procesos dialógicos que propiciados por una praxis transformadora, crea nuevas maneras de entender y de actuar en el acto educativo. La auto-regulación es creadora, comprometedora y responsabilizadora de una praxis educativa en permanente construcción.

En el marco del Modelo de Gestión para la Calidad de los Centros Educativos, está la base para el desarrollo de una gestión de calidad auto-regulada, cuando se afirma que calidad de la educación es la organización de un conjunto de relaciones en la escuela para que Aprendan en un determinado sentido, para una determinada sociedad situada en un contexto histórico, social y cultural, y un mundo globalizado. Esta será siempre una aspiración nueva y renovada, cuando se aspira a realizarla con calidad y equidad. No cabe la menor duda que en este proceso de desarrollo de una cultura de calidad y la importancia de las OPA en el mismo, un/a director/a líder, juega un papel de primer orden. El director/a líder y transformador es un guía, un inspirador, un propiciador, un problematizador permanente por una educación de calidad y equidad.

Ética y Oportunidad Para Aprender.

La escuela, como la organización social destinada a la formación básica de los ciudadanos y ciudadanas, no sólo enfrenta múltiples situaciones éticas en dinámica de las relaciones que propicia, sino incluso el reto de la formación ética de estos sujetos. En este sentido, el fin y la cotidianidad misma de los procesos educativos mutuamente se encuentran y determinan.

Como formadora de competencias ciudadanas, la Escuela está llamada a colocar a las nuevas generaciones en el hoy de la humanidad, es decir, recuperar lo humanamente construido a lo largo de la historia, vale decir, el valor de la vida y la vida en sociedad, la democracia, la libertad, la responsabilidad social, entre otras cosas. Pero al mismo tiempo, en su dinámica de aprendizaje, debe ofrecer y accionar oportunidades para aprender, que en la formación de las nuevas generaciones impliquen o supongan una educación ética, generadora de actitudes democráticas, con un ejercicio responsable de la libertad, que promueve la equidad y el bienestar común, el respecto a la diversidad, entre otras.

En el texto Formación Ciudadana: hacia una Cultura de la Legalidad. Situaciones sociales de impacto en la vida de los adolescentes , se plantean siete competencias ciudadanas que deben desarrollarse en las escuelas y el aula:

1. Conocimiento y cuidado de sí mismo. Se trata de promover actividades o aprovechamiento de situaciones que les permitan a los y las estudiantes reconocer sus potencialidades y limitaciones propias, desarrollando la conciencia de sí mismo.

2. Auto-regulación y ejercicio responsable de la libertad. Busca el desarrollo de actitudes asertivas y de autonomía en los y las estudiantes, así como de su responsabilidad en el ejercicio de su libertad, promoviendo la reflexión – acción como criterio que orienta su vida personal en los diferentes escenarios en que vive. Supone además su participación en la construcción y seguimiento del desarrollo de las normas escolares.

3. Sentido de pertenencia a la comunidad, nación y humanidad. Es el desarrollo de la identidad social, bajo el reconocimiento de qué somos y qué nos diferencia de otros grupos, promoviendo para ello el estudio del entorno y el compromiso por mejorar su entorno personal y social.

4. Manejo y resolución de conflictos. Se trata de la promoción de una cultura del diálogo y respeto de la diversidad de ideas y opiniones, como estrategia de afrontamiento del conflicto. Se trata, además, de promover el auto-control de las emociones y el desarrollo de actitudes de rechazo de las actividades ilegales.

5. Participación social y política. Promoviendo el valor de la democracia, como condición humana por excelencia, reconociendo a todos los actores de la comunidad educativa, como sujetos activos en la construcción de la realidad social.

6. Apego a la legalidad y sentido de justicia. Desarrollando el conocimiento de las reglamentaciones vigentes, su respeto y compromiso con su cumplimiento.

7. Comprensión y aprecio por la democracia. La democracia, principalmente, como forma de convivencia social y mecanismo en la toma de decisiones.

A manera de conclusión.

Una escuela de calidad siempre será una organización dinámica, propiciadora del diálogo permanente, de las relaciones positivas, que tiene como propósito principal el que todos los niños y todas las niñas, así como todos los y las adolescentes, y las personas adultas aprendan. Es un espacio de formación integral, de desarrollo de competencia, de construcción de ciudadanía, de desarrollo de una cultura de participación y democracia, de responsabilización y compromiso, de desarrollo de identidad social. Es, en las palabras de Peter Senge: una escuela que aprende.

La Evaluación del Desempeño Docente en República Dominicana.

Durante mucho tiempo, en el sector educativo se trabajó bajo el supuesto de que el peso de las condiciones socioeconómicas y culturales externas al sistema educativo sobre las posibilidades de éxito de los escolares era tan fuerte, que muy poco podía hacerse al interior de las escuelas, para contrarrestarlas, en el caso de que estas no fueran positivas. (Valdés, 2006).

 Los estudios internacionales que hoy se han venido desarrollando ha cambiado esa percepción: el fracaso o el éxito en la escuela, está muy vinculado a la calidad del desempeño de sus docentes.

 Ya en el 1988, en nuestro país, es un estudio sobre Escuelas Efectivas en la República Dominicana, encontrábamos que un director con un liderazgo fuerte y activo, así como maestros que atienden a cada estudiante de manera particular, eran dos factores claves que caracterizaban a las escuelas efectivas. (Andrews, Valeirón et al).

 La Escuela es el núcleo donde se produce real y efectivamente, el hecho educativo, y no cabe la menor duda de que una educación de calidad, supone una escuela de calidad, y esto significa: maestros y directores de calidad.

 Se ha dicho que “el maestro pone la diferencia” y que “un director efectivo, hace de la escuela, una escuela que aprende”.

 Definitivamente el que “un niño pobre estudie en una escuela pobremente gestionada hará que éste vea su pobreza social y económica incrementada geométricamente”.

 Estoy convencido que una escuela de calidad, no es sólo un fin que los sistemas educativos se proponen, es una cuestión de derecho y de ética. Ofrecer una educación ineficiente, no es más que contribuir con la reproducción del ciclo pernicioso de la pobreza real.

 Es decir, ofrecer una educación de calidad supone, maestros y directores de calidad y efectivos; son una garantía de que los y las estudiantes tendrán grandes oportunidades para aprender, es decir, desarrollar sus competencias y habilidades, así como sus múltiples inteligencias.

 Podrán perfeccionarse los planes de estudio, programas, textos escolares; construirse magníficas instalaciones; obtenerse excelentes medios de enseñanza, pero sin docentes eficientes no podrá tener lugar el perfeccionamiento real de la educación. (Valdés, 2006). Es lo que mejor hemos hecho, sin dudas.

 En nuestro país, ofrecer una Educación de calidad, fue el propósito del Plan Decenal de Educación 1992-2002; del Plan Estratégico de la Educación dominicana 2000-2004, y continua siendo el propósito del Plan Decenal de Educación 2008-2018. La deuda está pendiente desde hace muchos años, y sus intereses se incrementan vertiginosamente, haciendo esta deuda más pesada y complicada de enfrentar.

 Desde inicios del Plan Decenal de Educación hasta la fecha, se han llevado a tres procesos de Evaluación del Desempeño Docente en la República Dominicana: 1993, 1999 y 2007-08. En el período 2000-2004 no se concretó más allá de una propuesta de cómo hacerla.

 Estas tres experiencias han tenido dos elementos comunes: 

1. Sólo han estado dirigido a los docentes que laboran en los Centros Educativos. No se aplicaron las evaluaciones al personal técnico docente de los distritos, como tampoco de las regionales y la sede central.

2. Las tres se hicieron con el propósito de aplicar los incentivos salariados consignados en acuerdos y otros documentos oficiales.

 El pecado original de estas tres experiencias estuvo en el segundo aspecto: haberla hecho con fines de aplicación de incentivos salariales. Los resultados son conocidos por todos.

 La última experiencia tuvo un ingrediente nuevo, no sólo se tomaron datos de la opinión sobre el desempeño de los docentes (maestros, directores y otros docentes), sino que se hizo un esfuerzo por hacer un proceso de evaluación institucional: autoevaluación por el propio centro y verificación por una comisión externa de colegas. Esta evaluación tenía un peso del 40% de la evaluación final del docente.

 Tres informaciones muy interesantes surgieron de esta evaluación y que tienen que ver con las dimensiones del desempeño docente peor evaluadas (autoevaluadas):

  1. La atención a cada estudiante en particular en su proceso de aprendizaje.
  2. Los organismos de participación funcionan.
  3. El Centro Educativo tiene un Proyecto Educativo de Centro.

 En sentido general, estas tres experiencias nos han dejado muy claro, que contra los “intereses particulares” de las personas es difícil poder actuar, sobre todo cuando se trata de alcanzar un cierto mejoramiento de un salario de por sí poco atractivo.

 Ahora bien, que supone una evaluación del desempeño como estrategia de aseguramiento de calidad educativa. 

  1. Una política de formación y desarrollo docente que asegure:
    1. Que los mejores estudiantes del Nivel Medio se sientan atraídos por la carrera docente.
    2. Que los aspirantes a maestros y directores, tengan un perfil de entrada que asegure que la formación inicial cumpla con sus propósitos.
  2. Respeto estricto a la carrera docente, haciendo de la misma, una oportunidad de mejora en todos los sentidos educativa, social y económicamente.
  3. Una oferta de formación docente efectiva, que asegure desarrollar las competencias necesarias para un ejercicio docente efectivo de la gestión educativa en el aula y la escuela.

 Con esas condiciones o presupuestos funcionando, es posible desarrollar un proceso de evaluación del desempeño para la mejora de la gestión.

 Valdés (2006) señala que la evaluación profesoral no debe verse como una estrategia de vigilancia jerárquica que controla las actividades de los profesores, sino como una forma de fomentar y favorecer el perfeccionamiento del profesorado, como una manera de identificar las cualidades que conforman a un buen profesor para, a partir de ahí, generar políticas educativas que coadyuven a su generalización.

 En Finlandia, para entrar a la carrera de educación, el aspirante debe estar colocado en el decil diez (90 y más) en sus promedios de estudios del Nivel Medio. Pero aún concluida la formación superior, el candidato a maestro/a debe exhibir determinadas competencias. Por ejemplo para los primeros años del nivel básico, el maestro debe mostrar niveles altos de competencias lectoras, matemáticas, comunicación y artes.

 Con un maestro/a dotado de tales competencias, la evaluación se constituiría en una herramienta poderosa para “ser mejor”.

 La evaluación del desempeño docente debe ser concebida como parte integral de la formación y desarrollo docente. Una política de evaluación del desempeño tiene sentido, si existe una política integral de formación docente. La evaluación no produce milagros. Sólo recoge de manera sistemática información, la organiza, la analiza y valora, a fin de decidir el curso de acción a seguir para el mejoramiento.

 Si tomamos como cierto lo planteado por el Departamento de Pedagogía de la UASD hace algunos años, de que la mayoría de los estudiantes que cursaban la carrera de educación, apenas alcanzaban un 6º en comprensión lectora, ¿que esperamos que la formación docente haga? ¿Maestros lectores? Aprender a leer de manera comprensiva se aprende primero en el Nivel Básico. El Nivel Medio mejorará esta competencia. La educación superior, la cualificará.

 El Segundo Estudio Regional Explicativo y Comparativo (SERCE), cuyos resultados se dieron a conocer el año pasado, plantea que el 43% de nuestros niños y niñas de 3º del Nivel Básico, no llegan incluso a dominar los ítems del Nivel de Desempeño más básico (Nivel Uno), es decir, se colocaron en un Nivel 0. ¿Por qué estos resultados? Reconocemos que hay factores externos (el nivel socioeconómico y el índice de desarrollo humano) que pesan sobre los mismos; también factores propios de los estudiantes: motivación, interés, años de escolaridad e historia de repitencia, entre otros, pero también, hay otros factores que son propios el proceso de enseñanza y aprendizaje, y algunos de ellos tienen que ver con la formación docente.

  Recuerde lo que decíamos al inicio de nuestra intervención: la escuela y el maestro hacen la diferencia.

 Quiero concluir diciendo: una política de evaluación del desempeño docente en nuestro país, debe asumirse a partir de una política de estado de formación y desarrollo docente, que empiece por crear condiciones óptimas: económicas, sociales y culturales que hagan atractiva dicha carrera entre aquellos que son los mejores; que eleve la imagen social del docente (maestro y director), y donde prime exclusivamente la meritocracia, como principio de ingreso, desarrollo y permanencia.

 Bibliografía: 

  1. Valdés Veloz, Héctor. (2006). La Evaluación del desempeño docente: un pilar del sistema de evaluación de la calidad de la educación en Cuba. 1er Seminario Internacional de Evaluación de la Educación. Cartagena de Indias, Colombia.
  2. Andrews, J., Valeirón, J., Rogers, T., de Windt, E. et al. (1988). Las Escuelas Efectivas en la República Dominicana. Informe de Investigación.

 Nota: Este trabajo se presentó en el Panel sobre Evaluacion y Certificaciön del Desempeño Docente en el marco del Simposio Internacional: Certificación Docente y Calidad Educativa; organizado el Centro de Estudio Educativos del Instituto Tecnológico de Santo Domingo, el 15 de Octubre, 2009.