Contexto y Fundamentación:
La Psicología Humanista surge a finales de la década de los ´50 y principios de la de los ´60 en los Estados Unidos como Psicología de la Salud: “una tercera vía”.
Se fundamenta en la Filosofía y Psicología Existencialista que se desarrolló en los años 40 del siglo pasado.
Surge como una reacción a las concepciones newtoniana, darwiniana y mecanicista del ser humano, y a las orientaciones psicológicas que las suscribieron.
Según Miguel Martínez, “es un movimiento contra la psicología que ha dominado la primera mitad de este siglo, y que se ha caracterizado por mecanicista, elementalista y reduccionista” (La psicología humanista. Fundamentación epistemológica, estuctura y método, Editorial Trillas).
Las raíces de esta corriente psicológica la encontramos en Europa con Leibniz, y sus raíces más profundas en el pensamiento sobre el intelecto activo de Aristóteles y Santo Tomás de Aquino.
Supuestos Fundamentales:
El hombre vive subjetivamente: El ser humano empieza su labor cognoscitiva tomando conciencia de su mundo interno experiencial, de sus vivencias, de su Erlebnis. Su percepción del mundo exterior, está de acuerdo con su realidad personal y subjetiva (necesidades, deseos, aspiraciones, valores, sentimientos, etc.).
La persona está constituida por un núcleo central estructurado: Es lo que le proporciona a cada persona lo que ella es (el yo o el sí mismo). No es observable. Es lo que nos distingue a cada uno de nosotros. Parece ser el origen, portador y regulador de los estados y procesos de la persona. Es lo que proporciona integridad al ser humano como ser total.
El ser humano está impulsado por una tendencia hacia la autorrealización: Tanto física, como emocional y espiritual, el ser humano tiene una tendencia hacia el desarrollo pleno. Es un estado natural, constante y eficaz, mientras no se opongan obstáculos externos. Esta tendencia tiene una dirección clara. La naturaleza humana no ser una maravilla en su desarrollo físico y no serlo en su desarrollo psíquico. El ser humano muestra capacidad, y también deseo, de desarrollar sus potencialidades.
El ser humano es más sabio que su intelecto: El ser humano no solo está guiado por la razón (racional) o por sus instintos (irracional). Para los humanista hay un tercer procedimiento, que no es ni racional ni irracional, sino a-racional. Guiado por la intuición, el ser humano llega a la comprensión de su realidad con independencia del pensamiento consciente. Es una forma de conocer total, intuitivo, e incluso organísmico, pues involucra al ser humano como totalidad.
El ser humano posee capacidad de conciencia y simbolización: Se trata de la capacidad humana de auto-representarse, de contemplarse a sí mismo desde fuera, de auto-proyectarse, de auto-duplicarse, auto-reproducirse. Esta es una capacidad propiamente humana. Le permite distinguirse a sí mismo del mundo exterior, pensándose como proyecto futuro. La distorsión de esta capacidad puede conducir a la neurosis o la psicosis, incluso a reacciones paranoicas de sospecha y odio, así como extremos de crueldad y aberraciones sexuales.
Capacidad de libertad y elección: La conciencia es principio (alfa) y fin (omega) de la libertad: Conocimiento y reconocimiento de la necesidad de conocer y comprender, como ejercicio pleno de su libertad, en cuanto a tener la posibilidad de decidir los caminos posibles. Esta libertad se manifiesta gradualmente, el mayor ejercicio de la libertad tiene que ver con el desarrollo de una mayor diversidad de opciones posibles en el proceso de conocimiento y actuación.
Capaz de una relación profunda: En un mundo como el de hoy, en un sociedad de masas y estandarizada, el ser humano se siente enjaulado, alienado y deshumanizado. El ser humano se siente solo ante su propia existencia, lo que lo obliga a enfrentar sus dudas, miedos y ansiedades, buscando la compañía de los demás como un medio para superar la soledad. En este contexto crece en él la necesidad de relaciones auténticas y profundas, de relaciones humanas donde pueda ser él mismo en todas sus dimensiones, siendo aceptado tal y como es. Es una relación profunda de “yo-tú”, una mutua experiencia de hablar sinceramente uno a otro, en plena sencillez, espontaneidad y autenticidad. Esta realidad le reafirma su naturaleza humana.
Capaz de crear: Es una característica típicamente humana, y de manera particular, en sus miembros más selectos y destacados en una que otra área: artes, ciencias, filosofía, etc. Implica generalmente la renuncia inicial al orden. Se trata de un proceso en el que se perciben elementos que no encajan o que faltan, de formular ideas e hipótesis nuevas, de probarlas y comunicar sus resultados a través de diferentes medios. Obtenido el resultado, se produce un estado y sentimiento de alivio y profundas vivencias emocionales de felicidad.
El ser humano busca un sistema de valores y creencias: La vida de cada ser humano está ordenada y orientada hacia uno o varios propósitos. Cada persona tiene algo especial por lo que vive y trabaja. El valor es una necesidad o una creencia por la que la persona trabaja de preferencia. Es una disposición cognitiva, motora y profunda.
La estructura y complejidad de los valores crece conforme el nivel de madurez de cada persona. Es normal que un adolescente no sepa qué busca, quién es y hacia dónde se encamina, eso no es de esperarse en la persona adulta. La búsqueda de valores es un esfuerzo continuo por encontrar significados profundos que dan validez a la auto-identidad, y que establecen y apoyan los compromisos y las responsabilidades que se asumen.
Cada persona es un sistema de unicidad configurada: La individualidad (no el individualismo), singularidad y unicidad de cada persona es algo sobradamente firme. Cada persona es una creación única de las fuerzas de la naturaleza. Cada ser humano es portador de un genotipo único (Allport, 1966). Cada persona se aparta en millares de aspectos del ser humano medio (promedio) hipotético. La psicología no debe contentarse con el estudio de las dimensiones comunes, sino enfrentar la verdadera naturaleza de la estructura personal, la mutua interdependencia e interacción de los sistemas parciales dentro del sistema entero de la personalidad. La comprensión de esta unicidad configurada requiere mucho más de lo que una ciencia empírica puede ofrecer.