Cada año acudimos a la Feria del Libro para aprovechar la oportunidad de la exposición de libros, así como las actividades que nos ofrecen las diferentes instituciones nacionales e internacionales (particularmente, la del país invitado).
Que bueno que dicha iniciativa se ha mantenido. Este año, con la puesta en funcionamiento de la segunda línea del metro, les brindó la oportunidad a los habitantes (sobre todo de jóvenes) de muchos barrios marginados a asistir a la misma. Pero al mismo tiempo, esta realidad masiva, puso al “descubierto” lo que da origen al título de estas reflexiones: “la ausencia de una política integral de educación, juventud y cultura”.
Las “calles” de la XVI Feria Internacional del Libro, se vieron de pronto abarrotadas de cientos y miles de jóvenes de las barriadas, que luciendo camisetas del mismo color y con emblemas (textuales y gráficos) muy sugerentes, lentes oscuros (a pesar de la noche) deambulaban de un lugar para otro, pero sin siquiera percatarse de la exposición de libros o de alguna actividad cultural interesante, que no fuera algún “concierto de reggaetón, hip hop, bachata, música urbana o cualquier otro género musical” que convoca y gusta a estos jóvenes.
La situación se complicaba cuando la policía pretendía “poner orden” en medio de aquel tumulto de gente. Muchos nos vimos en la necesidad de echarnos hacia los lados, para evitar el tropiezo o el empujón, en medio de aquel “rebulú” que continuamente se formaban. La Feria se convirtió en una extensión de la realidad de muchos de nuestros barrios “marginados”.
Por el momento, no es posible esperar otro comportamiento. Son jóvenes que ven la oportunidad de “lucírsela”, con todo lo de teatral que tiene este “espectáculo”. Ellos se sienten los protagonistas con pleno derecho. Esta situación se complica, pues como no hay “una política integral de educación, cultura y juventud”, no parecen existir opciones para que estos jóvenes puedan desarrollar toda su creatividad e ímpetu, desembocando, en lo ya antes descrito.
Quizás el hecho nos ha tomado de sorpresa a todos, situación que se ve agravada con una gran actividad como es la Feria, que no pone en evidencia ser el culmen o inicio de un proceso educativo de masas. Está claro que la Feria no es una actividad solo para aquellos que “aprecien la lectura o las actividades culturales”, sino un espacio en que los jóvenes se muestran sin sonrojo a lo largo y ancho de esta importante actividad.
No se aprecia mucha diferencia cuando se trata de los “escolares” que acuden de muchas de nuestras escuelas, en que muchos de ellos, aprovechan para “despojarse” de sus camisas o camisetas escolares, haciendo uso de otros vestuarios que no los identifica con un centro escolar específico. Son, en sentido general, los mismos jóvenes de nuestros barrios y comunidades.
La Feria pudiera ser pensada, principalmente, para estos jóvenes, quienes son en definitiva la mayor parte de nuestra población, ofreciéndoles oportunidades que les permita valorar otras opciones posibles y atractivas en la música, las artes plásticas, el teatro y otras muchas posibilidades que la cultura ofrece. Este proceso debería iniciarse en sus propios barrios y centros educativos, haciéndolos partícipes y actores conscientes del Programa de la Feria.
Escuché muy atentamente a la Secretaria de Educación de la Ciudad de Medellín, Colombia, cuando en el marco del Seminario Internacional JORNADA EXTENDIDA: experiencias y oportunidades, presentaba parte de las razones que han hecho de esta ciudad “una ciudad modelo” respecto a la convivencia ciudadana y la creatividad en todos los órdenes. Su concepto de ciudad – escuela, puso de relieve todo lo que se puede hacer cuando cambiamos las perspectivas de las cosas, cuando empezamos a ver en nuestros jóvenes, e incluso nuestros barrios “marginados” como una oportunidad de promover modelos de convivencia y ciudadanía.
La Fundación Amor por Medellín y Antioquía, puso a circular una cartilla de urbanidad para innovar desde lo humano, según se puede apreciar en el sitio web www.elcolombiano.com. A ritmo de reguetón, sonoro y pegajoso, los niños de 20 instituciones educativas de Medellín están aprendiendo la importancia de una sana convivencia, con base en los valores. «Hoy yo quiero aprender/ qué es lo que debo hacer/ para querer a mi país», dice un aparte de la canción del compositor Juan Camilo Ríos Vásquez que interpreta el rapero Mauricio Ríos Vásquez y que es un complemento de la cartilla Contigo y conmigo, con el vecino y el amigo, un divertido manual de convivencia y urbanidad.
Lo que está sucediendo en la ciudad de Medellín, no es una iniciativa aislada, se trata de un proyecto de ciudad – país que involucra a todos los sectores sociales es un esfuerzo por darse la oportunidad de construir espacios urbanos de calidad y equidad para todos, sin exclusión.
La actual gestión de gobierno, encabezada por el Presidente Lic. Danilo Medina, ha ido concitando y ofreciendo diversos proyectos que convocan: “Quisqueya sin miseria”, “Quisqueya aprende contigo”, “Quisqueya empieza contigo”… Es decir, se está generando una “marca Quisqueya” que nos convoca a todos. Quizás debamos ir pensando en “Quiqueya lee y crece contigo” como una estrategia para concitar en la población infantil y joven el aprecio por el libro y toda manifestación cultural y artística, pero eso sí, desde una perspectiva inclusiva, sin exclusiones.
El esfuerzo por dotar a las escuelas y las aulas de una biblioteca, debería vincularse con las bibliotecas populares y barriales, así como ofrecer otras muchas opciones que atraigan el interés de la niñez y la juventud a través del vínculo educación, deporte y recreación, música, teatro y muchas otras actividades que promuevan valores de desarrollo personal y convivencia social.
No olvidemos que en la etapa de la adolescencia se desarrollan procesos internos importantes: una restructuración de la conciencia y de los contenidos de la conciencia, una restructuración de su sexualidad y de forma de vivir dicha sexualidad. No es un proceso fácil, tiene múltiples complejidades que de ser acompañadas por oportunidades sociales significativas, el joven podrá entonces reorientar su vida, proporcionándole significaciones nuevas que lo valoricen cómo joven y les permita encontrar formas nuevas y novedosas de expresión de todo cuanto él vive.
Confiemos más y sermoneemos menos. Cansamos a los jóvenes de sermones, que en sentido general, los adultos tampoco vivimos, convirtiéndose nuestra doble moral y vida, en el verdadero modelo que ellos terminan siguiendo. Démonos y démosles a ellos la oportunidad de ser actores y autores de otros procesos y posibilidades nuevos. Perdamos el temor y confiemos más en ellos. Las comunidades tienen muchas organizaciones, que junto a las escuelas, pueden jugar un rol de liderazgo más activo y promotor de nuevas oportunidades para los jóvenes, así como los y las niñas.
La Feria puede ser la “excusa” que articule hacia atrás y hacia adelante procesos educativos integrales que desarrollen valores personales y sociales para una nueva ciudadanía. Quizás podamos hablar incluso, desde una perspectiva mas racional y lógica, de un Ministerio de Educación, Juventud y Cultura que integre los dos ministerios de educación, así como los de juventud y cultura, que solo imposibilitan pensar de manera integral y holística, lo que es natural y lógico en los seres humanos.
Démonos la oportunidad de pensar y construir espacios urbanos de mayor calidad y equidad, que los propios jóvenes necesitan y requieren, y que la sociedad toda anhela.
Este artículo trata uno de los temas de mayor relevancia para alcanzar hacer realidad la formacíon de una sociedad dominicana bien organizada que permita desarrollar nuestras actividades diversas dentro del marco de lo prudente.
La crítica a la programacíon de una de las entregas de la actividad conocida como Feria del Libro que se realiza en Santo Domingo cada año ,esta muy bien fundada toda vez que trata de sugerir a la comunidad nacional que reconsidere el papel que esta realiza en el proceso de transformación que con tanto énfasis reclaman los sectores mas preocupados de nuestra nación,yo creo que no es por ahí que debemos tratar enderezar los entuertos,por lo que estoy de acuerdo con Julio Valeirón. Las practicas culturales que marcan tendencias juveniles deben ser observadas bien de cerca para saber que programas aplicar efectivamente.
Es una realidad que el gobierno esta haciendo importantes y altas inversiones en la educación, pero el tema del excesivo y abusivo costo de los libros, en especial para la educación de media y básica esta siendo un dolor de cabeza, para la sociedad dominicana.
Especial, si tomamos en cuenta lo bajo que son los salarios promedios de nuestro país, lo que hace en algunos casos imposible que los padres puedan enviar a todos sus hijos a las escuelas, y sabemos que la educación es el motor para alcanzar el desarrollo de un país.
Antes los padres compraban un libro y el mismo servia para la educación docentes de todos sus hijos, pero la realidad actual es otra.
Las editoras privadas son las mismas que suplen los libros al Ministerio de Educación, por lo que no se entiende la diferencia de precios entre unos libros y otros.
Si las casas editoras no obtemperan, si no escuchan, si no acceden a un acuerdo, el Gobierno tendría que instalar una editora nacional, que tendría el control de los insumos para producir libros de texto más baratos.
Pero seguiremos confiados en Dios, de que el gobierno dominicano y sus autoridades no dejaran este tema en el olvido y tratarán de alivianar esta pesada carga para un amplio sector de la sociedad dominicana.
Buenos dias Como siempre maestro usted tiene el acertado sentido de cuales son las cosas que debemos cuidar, es muy triste que en estos tiempos, quizas cuando mas naecesitamos preservar el fundamento de los valores eticos y morales es cuando se ausentan de nuestras vidas, es necsario, urgente diria yo dar una mirada hacia el pasado y retomar la educacion en valores, sin dejar de continuar con el desarrollo de la nueva era, estoy covencida de que si conservamos los valores el desarrollo se hace mas completo, pues tendriamos individuos que respeten la vida en todas sus formas, la nuturaleza y por consiguiente el universo.