Me aterra abrir cada dia el periódico, porque no se con cuantos otros crímenes y asesinatos de mujeres me encontraré. No puedo obviarlo…
Es una especie de circo romano, en que todos nos damos cita a este trágico espectáculo. La prensa cumple con su misión, sin importar para ello las consecuencias de tal manera de informar el crimen. El cadáver ya no tiene dignidad, es parte del espectáculo.
La obsesiva creencia de que «ella» es solo para «mi», no está consumiendo y sumiendo en una especie de indolencia informada. Los crímenes continúan.
Es una cuestión de educación? No parece, los crímenes no sólo los cometen a quienes se les ha negado la misma. Vivimos una especie de «locura colectiva», en la cual estamos atrapados en nuestras propias emociones destructivas. El excesivo apego, los celos no dejan tregua en quienes se sienten propietarios y dueños, amos y señores de «sus mujeres». Se sienten con el derecho de negarles hasta su propia vida.
El tema es complejo, como lo son las opciones que debemos desarrollar para lograr superarlo. Hay que educar, a través de todos los medios, acerca del respeto al otro, la bondad y la compasión. La escuela, los medios de comunicación, las iglesias, los clubes, las juntas de vecinos, las cárceles, a través de todos los espacios públicos hay que insistir en ello: respetar y amar la vida, sobre todo si es una vida ajena, la vida del otro, sobre todo: la otra.
No basta el castigo, ello de por sí es necesario, si no, no estaríamos cumpliendo con la ley. Pero lo principal es prevenir, trabajando sobre los factores de riesgos y desencadenante de la violencia de género. La mayoría de las veces es una situación que se manifiesta desde muy temprano y que bien la familia tiene la responsabilidad de afrontar con prontitud. Lo mismo dijo de la escuela, en la cual también afloran estas conductas violentas en jóvenes.
Dos estudiantes del INTEC, en la asignatura de Seminario de Investigación hicieron un estudio de prevalencia de violencia de género en jóvenes parejas de novios en la universidad, su asombro les llenó de preocupación. En un porcentaje significativo de las parejas estudiadas, había evidencias claras de violencia por parte de los varones. Mayor fue la preocupación cuando las jóvenes lo justificaban como «cosas que pasan», porque «él no siempre es así».
Pongamos nuestra atención en los procesos de detección temprana de la violencia de género, posiblemente todavía en esa etapa de la vida, se pueda hacer algo. La pena seguirá siendo importante, pero sólo que viene después del hecho consumado.
No se trata tan solo de tener hombres agresivos cumpliendo penas, se trata más bien, de tener mujeres disfrutando la vida, su vida.