La escuela debe ser repensada

Publicado en Acento.com el 3 de enero 2021.

¿Por qué no, la escuela debe ser repensada? Recreada en sus fines y propósitos, y con ello, en su diseño físico, en su organización, en sus procesos, en su gestión pedagógica, en fin, en todo lo que es su razón de ser, un espacio generador de una nueva cultura ciudadana, centrada en el desarrollo y cuidado de la vida en todas sus manifestaciones.

La escuela debe recrear, reconfigurar la sociedad que queremos, que aspiramos vivir en la época que nos ha tocado, llena de sus contradicciones y sus bellezas. Dejar de ser una reproductora de las malquerencias sociales y si promovedora de maneras nuevas de relacionarnos con nosotros mismos, los demás y toda otra manifestación de la vida. La escuela debe ser un espacio limpio, higiénico, lleno de áreas verdes y amplias zonas para el esparcimiento y el ejercicio físico.

Varios aspectos, que un tanto superficialmente comentaré a ese propósito.

Lo primero, la escuela debe ser pensada primero en toda su manifestación pedagógica, lo administrativo no debe ser lo primario. Los seres humanos no pasamos por primero, segundo o tercero, vamos desarrollando nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestro espíritu, nuestras emociones, nuestras cogniciones. Son esos los procesos importantes.

Los primeros años de la niñez y la vida infantil. La escuela debe estar centrada en una pedagogía de la ternura. Cada niño, cada niña debe ir desarrollando a través de lo lúdico, el juego, todas sus potencialidades emocionales que tiene dentro, en una simbiosis mente-cuerpo. Aprender a manifestarse plenamente a través de todos los lenguajes: lo kinestésico, las motoras finas y gruesas, la quietud, la expresión artístico, manipular con barro, papel, cartón, semillas, en fin, con todo lo necesario para el desarrollo de millones de conexiones cerebrales que se vienen desarrollando en ese período de la vida. Para ello contamos con brillantes personas en las áreas de las artes que muy bien pueden contribuir con ello, organizándolo en procesos continuos.

En el período siguiente, el contacto con la escritura y la lectura debe ser el vehículo de organización mental. Aprender a crear y contar historias, sus historias, sus cuentos. Dejar que su imaginación fluya en una especie de danza continua. Que sienta, que experimente lo maravilloso de la comunicación en todas sus manifestaciones. Es una pedagogía centrada en la comunicación. Poetas y escritores, narradores, artistas del teatro los hay y con gran interés.

En los años que siguen, con todos esos cambios biológicos, temperamentales que empiezan a manifestarse, los procesos de razonamiento cognitivo afloran. La observación, la contemplación de la realidad, su interpretación se constituye en un paso importante, con ello, a mirar esa realidad desde el ámbito de la matemática, las ciencias en su sentido más pleno. Los laboratorios y el patio como laboratorio cobran sentido. De igual manera, hombres y mujeres notables en nuestro país saben de eso y mucho.

El estudio más sistemático, el desarrollo de esquemas y mapas conceptuales sobre las cosas y los problemas reales y no reales, ocuparán el siguiente período. Estos jóvenes empiezan a pensar y querer que las cosas sean diferentes. La oportunidad para ofender el sentido común y las ideas con que los adultos hemos organizado el mundo es fundamental. Hay que dejar que florezcan otras maneras de ver, pensar y actuar en la realidad. El pensamiento científico unido a la reflexión ética y moral de las cosas juega un papel de primerísimo orden.

Pero como los humanos somos seres biológicos, psicológicos, sociales, espirituales, en cada etapa deben ir poniéndose sus énfasis particulares.

El o la maestra, en ese proceso, debe ser un gestor de oportunidades para aprender, para aprender ser mejor maestro, mejor gestor de procesos y mejor enseñante. En ese proceso los grupos pedagógicos deberán jugar un papel generador de inteligencia colectiva pedagógica. Acerca de cada uno de estos períodos seguiremos profundizando y, sobre todo, en el rol del directivo escolar, que debe constituirse en un líder innovador y transformador de procesos.